Blog de Raúl García

martes 01 / 11 / 2022

Luiz Inacio Lula da Silva fue elegido el domingo como presidente. Una victoria por muy ajustada, que demuestra lo polarizado y complejo que es este siglo XXI que nos ha tocado vivir. Este resultado viene a demostrar, además, que las interacciones entre lo local y lo global son más que evidentes.


Lula. Lo local y lo global.

Lula. Lo local y lo global.

(Imagen tomada de @ricardostuckert en Twitter)

Luiz Inácio Lula da Silva fue elegido el domingo como presidente. Una victoria muy ajustada, que demuestra lo polarizado y complejo que es este siglo XXI que nos ha tocado vivir. Este resultado viene a demostrar, además, que las interacciones entre lo local y lo global son más que evidentes.
La razón por la que digo que la victoria de Lula es una victoria para todos nosotros es que en los últimos 50 años se ha destruido el 20% de la selva amazónica y nos encontramos en una situación límite, puesto que, de seguir así, la Amazonía pasaría de ser uno de los grandes sumideros de carbono del planeta a convertirse en un generador de gases de efecto invernadero. Incluso hay estudios que afirman que ya contribuye a empeorar el cambio climático.
El presidente saliente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, estaba al servicio de los grandes depredadores agrícolas, ganaderos y mineros cuyo objetivo es acabar con la Amazonía. Bolsonaro, sin duda, ha contribuido descarnadamente a ello. Ha promovido la minería ilegal y la tala en la Amazonía, debilitando las agencias ambientales e ignorando la preocupación de las comunidades indígenas de Brasil por la creciente invasión de sus tierras.
Tales preocupaciones han empañado la imagen de Brasil a nivel internacional y también han planteado una creciente preocupación en el país por la protección de la Amazonía, la selva tropical más grande del mundo, que se considera crucial para frenar los impactos del cambio climático.
Por eso mismo, la derrota de Bolsonaro es una victoria, no sólo para los brasileños, sino para todos nosotros. Las selvas tropicales tienen un papel clave como sumideros de carbono a escala global. Celso Amorim, asesor de Lula y ex ministro de asuntos exteriores, ha dejado caer que Lula quiere colocar la diplomacia medioambiental como eje vertebrador de su política exterior.
Amorim defiende que Lula debería celebrar una cumbre de países de la selva amazónica en el primer semestre de 2023, junto con los países desarrollados interesados en su conservación. Así que no cabe duda la conexión entre lo global y lo local es en este caso más que evidente.
Ya sabemos que Lula fue sindicalista y que la creación de empleo va a ser una prioridad de su gobierno. Pero también es cierto que una parte del equipo que le rodea está convencido de la posibilidad de impulsar un gran Acuerdo Verde (Green Deal) capaz de generar millones de empleos. Ojalá que así sea. En este mundo globalizado toda acción local suma para lograr la sostenibilidad global.