Blog de Raúl García

viernes 11 / 11 / 2022

La transición a una economía descarbonizada no solo es esencial para detener el cambio climático, sino que también es un motor de prosperidad económica con el potencial de crear millones de empleos verdes. A escala mundial, teniendo como horizonte cero emisiones netas para 2050, la Agencia Internacional de la Energía estima que se crearán 14 millones de nuevos empleos de energía limpia para 2030.


Más ambición, más escala, más velocidad.

Más ambición, más escala, más velocidad.

La Cumbre del Clima (COP 27) comenzó el pasado domingo, seis de noviembre, en Sharm El Sheikh con el objetivo de reducir el impacto de las actividades humanas que son perjudiciales para el medio ambiente y el clima y cómo combatir el calentamiento global.

El coste humano del cambio climático está en los titulares de la prensa casi a diario. El calentamiento global ya no es una amenaza distante o abstracta, sino una amenaza real inmediata, un fenómeno que nos afecta a cada uno de nosotros, a nuestras familias y a nuestros vecinos.

La COP27 discutirá el avance de lo acordado en la última cumbre de Glasgow y la de París en términos de compromisos y acciones para reducir las emisiones de gases con una meta muy ambiciosa de cero emisiones de gases a mediados de siglo, y mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C para la década de 2030 en comparación con los niveles preindustriales.

Además, la cumbre discutirá los compromisos financieros requeridos para los países en desarrollo a través del Fondo Verde y la necesidad de valorarlos de manera adecuada para impulsar los esfuerzos de lucha contra el cambio climático. Ha llegado el momento de abordar las pérdidas y los daños sufridos por los países que no causaron la crisis climática.

El Acuerdo de París de 2015 fue la culminación de las grandes esperanzas de limitar el calentamiento global preferiblemente a 1,5 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales para evitar impactos climáticos devastadores. Preparó el camino para que cada país se comprometiera a reducir las emisiones a través de sus contribuciones individuales determinadas a nivel nacional. El acuerdo vinculante pedía el establecimiento de mecanismos seguimiento y evaluación de los objetivos de reducción de emisiones.

Siete años después del Acuerdo de París, hemos sufrido fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo. El mes de junio de 2022 sufrió las temperaturas más cálidas desde que se tienen registros a y fuertes olas de calor tuvieron lugar en buena parte del planeta. Las temperaturas alcanzaron en el norte de Europa unos infrecuentes 40 grados. Sequías severas han estado presentes en muchos lugares, mientras otros sufrían grandes inundaciones. Los incendios forestales destruyeron millones de hectáreas de bosques y la desaparición o retroceso de glaciares aparece en los medios de comunicación día sí y día no.

Existe un consenso cada vez mayor de que no queda mucho tiempo para lograr reducciones significativas en las emisiones de gases de efecto invernadero. La neutralidad climática para detener el calentamiento global todavía está a nuestro alcance si trabajamos rápidamente concentrando nuestras acciones en torno a la crisis climática. Sin embargo, de momento queda mucho para ir en la dirección correcta, porque la concentración de CO2 en la atmósfera ha seguido aumentando. Como bien explicó el sociólogo alemán Ulrich Beck cuando desarrolló su concepto de “sociedad del riesgo”, la crisis climática no reconoce fronteras políticas, ni le importa la ubicación geográfica o la clase social.

En el ámbito de la mitigación, debemos pasar a la acción para reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero y eliminar el carbono de nuestra atmósfera. En Gran Canaria estamos elaborando en estos momentos nuestra agenda de transición energética en el marco del proyecto Mac-Clima y realizamos ingentes esfuerzos para reducir la huella de carbono a través del autoconsumo en nuestras instalaciones o financiando ayudas para particulares y pymes. Mitigar también significa también ser más eficientes y utilizar menos recursos. Por eso vamos a presentar en breve el Diagnóstico de Economía Circular de Gran Canaria. Es necesario conocer el flujo de materiales de nuestra isla si queremos establecer simbiosis entre diferentes sectores económicos e incorporar una visión regenerativa.

Además, tenemos que favorecer nuevas tecnologías de eliminación de carbono, soluciones de transporte eléctrico y energías renovables. Por ejemplo, en Gran Canaria hemos decidido apoyar la movilidad eléctrica que se queda fuera de los planes MOVES, es decir, patinetas, bicis y motocicletas. Además tenemos una red pública de cargadores de vehículos eléctricos ejemplar.

Al mismo tiempo, debemos elaborar una agenda de adaptación para que las personas puedan protegerse de los efectos del calentamiento global que ya son inevitables. En este sentido, también hemos elaborado una Estrategia Insular de Adaptación al Cambio Climático y una comisión para impulsar y evaluar su realización.

Como decía recientemente en una entrevista, necesitamos más ambición, más escala y más velocidad, porque, al mismo tiempo que le hacemos frente a la emergencia climática, lograremos crear más empleo verde de calidad. Sin duda, tenemos que mejorar las habilidades y el talento de los jóvenes para los empleos verdes del futuro. Ya nadie duda de que se van a crear millones de nuevos empleos verdes impulsados por políticas y compromisos climáticos. Piensen ustedes en instaladores y servicios de mantenimiento para la energía eólica y fotovoltaica en tierra así como en agua, en desarrolladores para la digitalización de la energía o en los futuros gestores de las comunidades energéticas.

La transición a una economía descarbonizada no solo es esencial para detener el cambio climático, sino que también es un motor de prosperidad económica con el potencial de crear millones de empleos verdes. A escala mundial, teniendo como horizonte cero emisiones netas para 2050, la Agencia Internacional de la Energía estima que se crearán 14 millones de nuevos empleos de energía limpia para 2030. La energía limpia emplea en la actualidad a más del 50 % del total de trabajadores de la energía, debido al crecimiento sustancial de nuevos proyectos que se están poniendo en marcha. 

En definitiva, espero que esta COP 27 Sharm El Sheikh nos acerque más a estos objetivos climáticos y económicos, aunque soy escéptico y optimista al mismo tiempo. Escéptico porque el negacionismo, por un lado, y el “greenwashing”, de muchos gobiernos y empresas, por otro, no contribuyen a una salida sensata y consensuada. Y optimista porque muchas iniciativas de la ciudadanía y los gobiernos locales y regionales están alineados con los Acuerdos de París. Hay que seguir peleando en un contexto de incertidumbres, crisis energética, populismos reaccionarios y posverdad. No nos queda otra.