Blog de Raúl García

domingo 07 / 04 / 2024

La ciencia está con los ODS y eso hace que, al menos en parte, podamos tener esperanzas en que aguanten los embates de la extrema derecha global. Desde mi punto de vista, el reto está en ofrecer una visión más práctica, tangible e inclusiva del desarrollo sostenible. Por eso es tan importante integrar la Agenda 2030 en las políticas públicas, en el sector privado y en la sociedad civil.


Más ODS y menos patrañas (Publicado en C7 el el 2/4/2024)

Más ODS y menos patrañas (Publicado en C7 el el 2/4/2024)

Hace un par de semanas el Cabildo de Gran Canaria celebró el I Simposio Ecoisla Gran Canaria 2030, además de un foro de empresas centrado en esta temática en colaboración con la Cámara de Comercio. Tras estos eventos, creo que toca reflexionar sobre el papel que juegan los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la gobernanza de las instituciones locales. El vínculo del programa de gobierno del Cabildo de Gran Canaria, de la visión de ecoísla que defendemos, con la Agenda 2030 es evidente. Por eso el Cabildo de Gran Canaria ha establecido una metodología propia, orientada a alinear los ODS con el presupuesto de cada consejería y de los entes dependientes.

El alineamiento del Presupuesto de las consejerías y entes dependientes del Cabildo de Gran Canaria a metas y ODS de la Agenda 2030 es un reflejo del compromiso de este gobierno insular con el acuerdo internacional sobre el Desarrollo Sostenible y, por lo tanto, nuestra guía de acción para hacer una Gran Canaria Sostenible.

Pero, ¿de dónde surge la Agenda 2030 y a qué valores obedece?  A lo largo del siglo XX, grandes figuras de la ciencia, la política y la sociedad como Rachel Carson, Donella Meadows o Petra Kelly, demostraron que la idea decimonónica del progreso infinito y a cualquier precio es errónea y perjudicial. Pues nos ha conducido a la destrucción ambiental, a la violación de derechos humanos, a desigualdades económicas y de género, además de amenazar la paz, la seguridad y la justicia. Esta visión llevó, gracias al Informe Brundtland en 1987, a la primera definición internacionalmente aceptada de desarrollo sostenible como aquél capaz de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades.

Estoy hablando de un modelo de desarrollo que respeta los límites de nuestro planeta. Y esto, hoy, implica basarse en una economía circular. En la actualidad, la humanidad consume mucho más de lo que el planeta puede suministrar a medio-largo plazo. Por ello mismo, la economía circular está ganando un enorme apoyo en todo el mundo, en la medida en que propone modelos económicos sostenibles dentro de los límites planetarios. También son esenciales la transición hacia las energías renovables, el respeto por la biodiversidad, la inclusión social, y la cooperación en un mundo multipolar. Y de eso mismo tratan los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Encontramos en las instituciones, también en las locales, voces que niegan estas cuestiones y acusan a quienes defendemos los ODS de montar un “chiringuito” o formar parte de una “conspiración de las élites globalistas”. La realidad es que la ultraderecha ha encontrado en la Agenda 2030 un chivo expiatorio con el que dar sentido, supuestamente, a todos los problemas actuales, desde las protestas de los agricultores hasta las migraciones climáticas. Recuerden la cantidad de bulos conspiranoicos sobre la Agenda 2030 y las vacunas durante la pandemia claramente alentados por estos movimientos de ultraderecha. O el negacionismo climático apoyado en lugares comunes como "siempre hace calor en verano" o que el "clima siempre ha cambiado". Incluso en el Parlamento de Canarias hemos escuchado afirmaciones del tipo "el CO2 es necesario para la vida de las plantas", omitiendo que el exceso de este gas causa el efecto invernadero. En definitiva, ha inventado patrañas para evocar imágenes en la mente humana que poco tienen que ver con la realidad.

En un mundo cada vez más precario y desigual en el que se proyecta un futuro sombrío para sus hijos es entendible que la gente se enfade y siga a líderes populistas que niegan la evidencia. Pero hay que reflexionar y plantearse si es posible que unos ODS que aún no se han llegado a cumplir—tal y como plantean los informes de la ONU—, son la causa de los males de la era en la que vivimos. O si, al contrario, es precisamente su incumplimiento la causa de las amenazas globales a las que nos enfrentamos. Yo apuesto por la segunda opción, y, por ello, planteo que la mejor manera de enfrentarse a estas corrientes negacionistas es precisamente cumpliendo de manera clara con la Agenda de Desarrollo Sostenible.

Resulta paradójico que, en un momento de gran incertidumbre y polarización, el mundo también tenga en sus manos, por primera vez, un plan integral para abordar prácticamente todos los principales desafíos a los que se enfrenta. Por eso mismo hay que mantener la cabeza fría frente a los ataques de la ultraderecha. Puede que no conozcamos todas las soluciones ante el futuro incierto que nos espera, pero es hora de poner en práctica lo que sí sabemos y nos señalan los ODS. Centrémonos en los derechos de la mujer. Invirtamos en energías limpias, aumentemos el gasto en sanidad, en educación, en agua y en vivienda públicas. Reduzcamos el consumo irresponsable. Y actuemos frente a las amenazas al clima, los océanos y los bosques.

Todos estos retos no sólo expresan una justicia básica. También están fundamentados en la evidencia y los datos, en una época en la que desgraciadamente las noticias falsas y los bulos compiten con los hechos por la atención del público. La ciencia está con los ODS y eso hace que, al menos en parte, podamos tener esperanzas en que aguanten los embates de la extrema derecha global. Desde mi punto de vista, el reto está en ofrecer una visión más práctica, tangible e inclusiva del desarrollo sostenible. Por eso es tan importante integrar la Agenda 2030 en las políticas públicas, en el sector privado y en la sociedad civil.

Además, los que estamos en los gobiernos locales sabemos que los ODS no se sacarán adelante sólo desde la ONU u otras instancias internacionales o estatales. Si al final lo logramos será por el compromiso de las comunidades de cada territorio. Estamos convencidos de que alineando los presupuestos del Cabildo con los ODS y sus metas e indicadores ya hemos avanzado. Sin embargo, somos conscientes de que a partir de ahora debemos reforzar nuestras políticas de desarrollo sostenible colaborando con nuestros municipios, el tercer sector y el mundo empresarial. Porque el mayor impedimento para llevarlos a cabo no es nuestra capacidad tecnológica o incluso lograr la financiación necesaria. Estamos viviendo una guerra cultural y una lucha política contra los obstruccionistas de extrema derecha. Así que no nos queda otra que ganar. Los datos y las evidencias están de nuestra parte.